Friday, November 21, 2008

HANDS "Strangelet"

HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Con la presente les muestro el más reciente lanzamiento discográfico de HANDS, titulado “Strangelet”. HANDS es una banda veterana sobreviviente de la oleada progresiva setentera estadounidense, y es casi un milagro que todavía pueda ser una banda activa sobre los escenarios y en los estudios de grabación, aunque sea de forma muy esporádica. De hecho, pocos son los integrantes originales que quedan todavía (el guitarrista Ernie Myers y el teclista Michael Clay), pero ninguno de los recientemente incorporados es tampoco un principiante. Por ejemplo, Mark Cook es un veterano guitarrista que lleva años experimentando con el Chapman Stick y el Warr Guitar, y justamente es este último instrumento el que trae dentro del renovado arsenal de HANDS. Históricamente, el sonido de la banda apostaba por una dinámica confluencia entre las influencias de parte de sus compatriotas y coetáneos HAPPY THE MAN y otras fuentes británicas como GENTLE GIANT, GENESIS, GILGAMESH, HATFIELD & THE NORTH y JETHRO TULL, incorporando también ocasionales elementos de country-rock, folklore pastoral y cámara contemporánea. “Strangelet” es, en mi opinión, una de las máximas joyas del género progresivo par este año. La banda misma la ha puesto a nuestro alcance por medio de la descarga autorizada: en su blog de Myspace (www.myspace.com/handsband) hay enlaces para la descarga iTunes del disco y para los créditos.

“Strangelet” es un disco peculiar desde el momento en que leemos los créditos: se trata del primer ítem discográfico de HANDS sin un violinista y sin un vientista, y también del primero con dos bateristas-percusionistas; además, teniendo a un guitarrista que comparte a veces su rol con el bajista y el teclista, más y un Warr-guitarrista, resulta razonable que para este nuevo disco tendremos una muestra de alguna faceta más agresiva de lo habitual en HANDS - esto sucede a veces de manera muy marcada, tal como indicaremos más adelante. En líneas generales, el grupo está decidido a integrar sonoridades nuevas con otras más tradicionales en su (inconstante) historia.

El tema homónimo es un prólogo sintetizado que no dura siquiera tres cuartos de minuto, aterrizando en ‘Dark Matter’, que dura todo un cuarto de hora. Las primeras sonoridades de esta pieza ofrecen un esquema híbrido entre GORDIAN KNOT y DJAM KARET, explorando una alternancia de ambientes medio-orientales con otros más tirados hacia el space-rock. Los adornos de tinte pesado en ciertos riffs ayudan a mantener el aire de elegante extravagancia que el grupo pretende a todas luces plasmar. La sección bucólica que comienza al arribar el séptimo minuto aporta un momento de estilizada serenidad que poco a poco elabora una vía para el surgimiento de otra sección más fastuosa que se prolonga hasta después de pasado el duodécimo minuto y medio. El epílogo tiene un cierto acento a lo YES tanto en su actitud contemplativa como en su pomposo broche final. Progresivo con todas y cada una de las letras bien puestas, ‘Dark Matter’ deja un listón muy alto para el repertorio restante, pero tratándose de HANDS, es de esperar un disco con altos estándares de principio a fin. ‘Tambourin’ se basa en el protagonismo del piano, el cual transita fluidamente entre el emersonismo jazzero y el lirismo melancólico tipo HAPPY THE MAN – una pieza muy bien aprovechada en su espacio de 5 ¾ minutos. ‘Running Room’, con su inocultable cadencia inspirada en la etapa psicodélica de THE BEATLES, puede acusar ciertos parecidos “peligrosos” con THE FLOWER KINGS o el mejor SPOCK’S BEARD: una cosa parecida ya había hecho la banda en un tema de “Tewnty Five Winters” (2002). Al superar la barrera de los 4 minutos, algunos arreglos tipo GENTLE GIANT entran a tallar para aumentar un poco la intensidad sin romper con la bien fijada estructura melódica de la pieza. ‘Entry of the Shiny Beasts’ tiene un tono jazzero muy juguetón, emparentado con el Chick Corea de fines de los 70s, aunque también se notan ciertos adornos inspirados en el patrón de HAPPY THE MAN (una vez más). ‘Miracle in the Mind’ ofrece en su primera sección una peculiar mezcla de GENTLE GIANT y KING CRIMSON ochentero en clave semi-acústica: de este modo, la preservación de un ambiente mayormente sereno permite a la pieza ser más evocativa que chocante. La porción tribal se explaya eficazmente en cadencias tribales, tornando después hacia un frenesí fusionesco adornado con soundscapes frippianos y ruidos de gente en la calle. Los últimos 2 ½ minutos se basan en una retoma del primer motivo, intensificado con una reiteración de trucos frippianos de guitarra. ‘Rotten’ es la última pieza del disco, grabada en vivo en el estudio Cristal Clear Sound: un sólido ejercicio de crimsonismo al estilo más reciente, con una controlada acentuación de la faceta pesada. A través de todo este despliegue de vigor, el ensamble de HANDS se las arregla muy bien para insuflar una inapelable distinción al asunto, evitando así la tentación del “caos autoindulgente”: en principio, no hay nada destinado en ello, pero teniendo en cuenta los pilares de este álbum tomado como un todo, una desviación por ese terreno hubiera sido contraproducente. Bueno, a fin de cuentas, HANDS se conoce a sí mismo mejor de lo que quien esto escribe o cualquier otro puede pretender.

Como anécdota especial, el grupo dedica el disco a la memoria del fenecido baterista Ian Wallace, con quien estos músicos trabaron una estrecha amistad e incluso compartieron algún proyecto musical en los últimos años. Contemplando la belleza, intensidad y refinamiento que se invierten en el repertorio de este disco, HANDS realmente ha ofrecido a su amigo un homenaje de infinita envergadura artística, y para todos los melómanos que quedamos aún en la Tierra, “Strangelet” es un regalo enorme que nos da la vida.

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