Sunday, December 31, 2017

TRICANTROPUS nos traen retratos de hojas muertas, lágrimas de cristal, bosques viejos y otras curiosidades progresivas de gran alcurnia


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el enorme placer de comentar el más reciente trabajo fonográfico de los cracks de TRICANTROPUS, el cual se titula “Scrum”. La selección de los 12 temas que conforman este disco se grabó en diversas sesiones de grabación que tuvieron lugar entre la segunda mitad del año 2015 y mediados del 2017, llegando finalmente a ser publicado en diciembre del mismo año 2017. El grupo que se hizo cargo de gestar éste, su tercer disco, está conformado por el trío de Luis Hidalgo [batería y percusión], Javier López Pardo [guitarras eléctricas y acústicas, teclados y programaciones] y Pedro Párraga [bajos con y sin trastes, y teclados]. Pardo se hizo cargo de crear casi todos los temas del disco salvo Pick And Roll, que fue coescrito junto a Párraga, y Tontakiu Style, que fue coescrito con Hidalgo. Han pasado muchos años desde el tiempo de ese bello segundo disco que se titula “El Sueño De Arsinoe” (2011), pero bueno, este periodo de paciente letargo sirvió para recargar las energías creativas y sirvió para perfeccionar el muestrario de “Scrum” hasta  su máxima expresión. TRICANTROPUS grabó sus dos primeros álbumes como quinteto pero actualmente está reducido al trío que describimos más  arriba. El nuevo disco está dedicado a Manuel Manrique de Lara, quien fue integrante del grupo y que a fines de los 70s formó parte de la legendaria banda AZAHAR. Bueno, pasemos ahora a los detalles del disco, ¿vale?


La pieza homónima abre el álbum con frontal esplendor: ‘Scrum’, que dura poco menos de 7 minutos, comienza con una ágil mezcla de sinfonismo a lo GENESIS (etapa 76-78) y jazz-pop para  su primer motivo, para luego derivar hacia un despliegue de vibraciones Camelianas en su segundo motivo. La coda es cálidamente serena... y es una pena que sea tan breve pues su talante ensoñador es realmente cautivador. A continuación sigue ‘Hojas Muertas’, tema que dura poco más de 7 minutos, siendo su función la de dar un nuevo cauce al magnífico momentum creado por la pieza de entrada y lo hace comenzando con un despliegue de extroversión químicamente pura, esta vez en clave jazz-rockera dentro de un dinamismo cuidadosamente exquisito que no permite que el imponente fulgor diseñado para la ocasión se salga de su cauce. Más adelante, las cosas regresan al factor sinfónico con un tono calmo; los cambios de ritmo y ambiente son bien manejados por el ensamble. Si el primer tema fue un empuje ideal para el arranque del disco, el segundo le brinda su primer cénit. Con la dupla de ‘Crystal Tears’ y ‘Pick And Roll’, la gente de TRICANTROPUS transita desde un remanso ensimismado sazonado con ornamentos cósmicos hacia un vitalista ejercicio de complejas proyecciones progresivas donde la luminosidad se erige en amable reina absolutista de los desarrollos melódicos y del groove. Para decirlo de otro modo, con un tema nos dejamos envolver por una niebla onírica y con el otro salimos a la luz bajo la protección de una atmósfera liviana. Al igual que ‘Crystal Tears’, ‘La Cascada De Sua’ es una pieza breve que no llega a los dos minutos de duración, pero esta última dispone de un núcleo temático bien definido dentro de su bien delineado bosquejo melódico. ‘Sola’, tema que dura poco más de 4 ½ minutos, nos sorprende gratamente con sus devaneos con los juegos de disonancias psicodélicas dentro de su refinadamente aguerrida estructura sonora. Hay varios pasajes en los que los guitarreos y los acicalamientos rítmicos coquetean abiertamente con el estándar del rock pesado: hay una especie de neurosis que brilla fluidamente a través del desarrollo de la pieza, y en muchos sentidos, eso ayuda a ‘Sola’ a destacarse dentro del repertorio integral por su idiosincrasia misma.


El séptimo tema del álbum se titula ‘Bosque Viejo’ y su esquema de trabajo consiste básicamente en un retorno al modelo Cameliano con la adición de elementos de soft jazz en su primer motivo. De todas maneras, el segundo motivo agiliza las cosas drásticamente y se impulsa sobre un swing ágil y llamativo, siendo así que los fraseos de la guitarra ostentan un lirismo grácil y distinguido. En momentos así (como también sucedió en el caso de ‘Hojas Muertas’), notamos algunos aires de familia con lo que solían hacer los compatriotas de OMNI. A través de la sucesión de ‘Tontakiu Style’ y ‘La Mediomelé’, la gente de TRICANTROPUS da muestras solventes de sabiduría estética en el arte de elaborar entramados sonoros ingeniosos en cofres pequeños y también de manejarse muy bien bajo la lógica del eclecticismo. En el caso de ‘Tontakiu Style’, el grupo se enfrasca  en un experimento de formas libres sobre un enclave space-rockero: casi suena como un fondo para una breve escena de película a cargo de los TANGERINE DREAM con el joven Alan White (de YES) como invitado. Por su parte, ‘La Mediomelé’ exhibe una gentil plantilla musical que comienza con un sinfonismo marchoso y termina en esbelta clave blues-rockera. Bajo el relativamente estrambótico ‘Warning... Estamos Flotando en el Espacio’ emerge una pieza bastante enérgica en su cuerpo central, el cual ostenta un talante que hurga en el legado de los pasajes más extrovertidos de ‘Scrum’ y de ‘Bosque Viejo’. A mitad de camino, unos soliloquios femeninos y masculinos nos ponen al tanto del viaje espacial que inspira a los músicos. Nos acercamos al final del disco cuando emerge ‘El Año Del Dragón’, tema que sigue por la línea de ambiciosas expansiones progresivas de ‘Warning…’, pero esta vez se centra en una desahogada y diligente dialéctica entre los paradigmas del prog andaluz y del rock psicodélico bajo un aristocrático ropaje sinfónico. El moto perpetuo del final porta una personalidad rotunda, una magia irresistible. El resultado es majestuoso y envolvente, conquistando así el último gran cénit del disco. ‘Scrum (Reprise)’ pone el broche al repertorio con un minuto y tres cuartos de simpática gracilidad jazz-progresiva. 

Los TRICANTROPUS se han lucido a lo grande con “Scrum”, un disco progresivo de gran alcurnia. Este catálogo de retratos sonoros de hojas muertas, lágrimas de cristal, bosques viejos y otras curiosidades es un trabajo bordado que solo puede merecer elogios. Felicitaciones a los Sres. López Pardo, Párraga e Hidalgo por esta excelsa labor. 




Muestras parciales de temas de “Scrum”: https://www.youtube.com/watch?v=MY48mX5FgEY

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