Sunday, January 30, 2011

Evocando a HOWEVER



HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Este fin de semana se me ha antojado evocar a un grupo estadounidense llamado HOWEVER, una banda que se movió en el circuito marginal de su país desde la segunda mitad de los 70s. Surgida por iniciativa de Peter Mark Princiotto (bajos con y sin trastes, piano, órgano, sintetizadores y percusión), su hermano Joe (batería y percusión), Bill Kotapish (guitarras) y Bobby Read (saxos, clarinetes, flauta, sintetizadores y percusión) la banda HOWEVER cultivó un estilo progresivo sanamente ecléctico donde convivían las influencias de la grácil musicalidad del Canterbury (HATFIELD & THE NORTH, GILGAMESH), el sentido de exquisita aventura (GENTLE GIANT, HENRY COW, ZAPPA) y el colorido melódico de varios compatriotas del momento (HAPPY THE MAN, HANDS). El sello Kinesis publicó en su momento la discografía de HOWEVER, que se recude a dos discos de estudio; en 2010, bajo la iniciativa de Peter Mark Princiotto, la obra de HOWEVER se ha beneficiado de reediciones remasterizadas.


Recién en 1981 (¡hace 30 años!) pudo HOWEVER debutar en el mercado fonográfico con “Sudden Dusk”, un disco que hoy por hoy es apreciado por los coleccionistas como una obra maestra escondida del género progresivo. El repertorio de “Sudden Duask” es un conglomerado de composiciones que destilan sumo ingenio, alternado con sensibilidad melodica, gusto por lo sorpresivo y lo experimental, ejecutado con maestria y pulcra destreza. Y con todo, su repertorio no es inaccesible ni abstruso, sino que de alguna extraña manera se deja escuchar de manera relajada sencilla, a pesar de su evidente complejidad y el amplio nivel de imaginacion que se invierte en las composiciones y arreglos. Tal vez sean estos dos factores, el recurrente buen humor y una infaltable elegancia interpretativa, los que permitan que este material sea, a fin de cuentas, accesible a su manera. El disco comienza con ‘It’s Good Fun’, que como el titulo anuncia, apuesta por lo divertido en un contexto de suma complejidad concentrada en poco menos de tres minutos y medio. Tras el breve interludio instrumental ‘Hardt’, donde predomina la guitarra acústica, nos topamos con otro tema no muy largo y bastante divertido, ‘In the Aisles’, antes de entrar en los primeros parajes de solemne serenidad con ‘Louise Sitting in a Chair’, una hermosa y arrebatadora pieza, repleta de ambientes meditativos, con un piano clásico que dispone los acordes básicos para el lucimiento del saxo soprano, sutilmente arropado por algunos toques de bajo eléctrico y cello: un nocturno realmente bello. Esta misma ambientación resurge en otro tema particularmente hermoso, ‘In the Midst of Making’, aunque en este caso la base está formada por un dueto de guitarras acústicas.


Los momentos de explosión más fulgurante se introducen en ‘Beese’, donde HOWEVER expande su lado más agresivo y disonante hasta los siete minutos de duración: aquí más que en cualquier otro lugar del disco brilla el virtuosismo de los integrantes. En otro giro estilístico, el tema homónimo exhibe una base oscura de cortinas de sintetizadores sobre las cuales se explaya un soundscape de guitarra bastante frippiano: ‘Sudden Dusk’ resulta bastante denso e inquietante, a la vez que mantiene una actitud contemplativa. En fin, ‘Lamplight’ y ‘Trees for the Forest’ nos muestran el lado más claramente jazzero de HOWEVER, apelando a amalgamas instrumentales deliciosamente pulcras, mientras que lo farsesco emerge contundentemente en ‘Grandfather Was the Driver’, donde lo country y lo indio se funden en un clima de flagrante parodia zappiana pertrechada de recursos campiranos. El bonus track ‘No Cows’ (solo en la edición de Kinesis) nos retrotrae al grado de complejidad y expansión que antes vimos en ‘Beese’: aunque no alcanza la brillantez de éste, es ciertamente una fortuna que la tecnología del CD haya podido rescatarlo de los residuos sobrantes del LP original, para así constatar una vez más el ingenio de la banda a la hora de conjugar sus respectivos tributos al Canterbury y al R.I.O. británico.


“Calling”, el disco segundo y final de HOWEVER, salió al mercado en 1985. Siendo de naturaleza menos efusivamente ecléctica que el estupendo disco debut, lejos está “Calling” de ser una obra de decadencia: detallaremos su méritos a lo largo de la presente reseña, pero cabe señalar que a muchos puede dar la impresión de que varias de las piezas contenidas en la primera mitad de este repertorio podrían haberse beneficiado de arreglos más expansivos, pues muchas de las ideas más atractivas musicales se culminan antes de que el oyente pueda gozar de un disfrute más largo de las mismas. En fin, el designio artístico está legítimamente en manos de los autores e intérpretes en cuestión. La edición que comentamos en esta ocasión es la de 2010, 15 años después de la primera edición digital. El cuarto tema, ‘Reaching In A Dream’, es la novedad puntual de esta edición (no apareció en la versión original del disco ni tampoco en el CD de 1995).

‘Orion’ y ‘Sigh’ disponen desde el punto de partida del ambiente evocativo que habrá de ser notablemente abrumador a lo largo del disco: ‘Orion’ tiene la estructura de una power-ballad sinfónica (que tal vez ameritaba un arreglo más extenso a fin de potencializar más completamente su expresividad), mientras que ‘Sigh’ es una breve pieza bucólica marcada por la guitarra acústica. Un poco más adelante, ‘Spheres Of Action’ reflejará un punto intermedio entre las dos canciones antes mencionadas. ‘Into The Dance’ prosigue por esta aureola romántica pero también incluye una intensidad melódica más trabajada: el solo de sintetizador provisto por el legendario Kit Watkins (HAPPY THE MAN, CAMEL) es simplemente mágico. ‘Reaching In A Dream’ y ‘Earthtime’ son sendos etéreos instrumentales marcados por matices jazzeros, muestras decisivas de la huella HTM en el estilo de HOWEVER… ¿y cómo no se ha publicado una bella composición como ‘Reaching In A Dream’ antes? ‘On The Face Of The World’ es un hermoso instrumental ampliamente ocupado por una flotante secuencia de piano, saxo y canto femenina. El concepto dual de ‘What Goes Around ...’ y ‘What Goes Around Comes Around’, así como la ensoñadora balada ‘Stop Sign’, revelan sin tapujos la faceta calmada e introspectiva de la banda: viñetas de espiritualidad contemplativa que realzan la visión idealista inherente a la visión musical de HOWEVER.


Algo cambia, sin embargo, tras el cristalino despliegue de ensimismamiento romántico en ‘Stop Sign’, pues ‘Intermission’, ‘Bell Toll’ y ‘Calling!’ emergen como sucesivos ejercicios ingeniosos de abstracción sónica (consistiendo el tercero de éstos en un vibrante esquema percusivo aumentado con bajo y sintetizador), los que a su vez operan oportunamente como preámbulos para la introspección disonante de ‘Airplay’, un suave híbrido de ART BEARS y ROBERT WYATT, así como para el vigor robusto de ‘Little Ricky’, una de la piezas más musculares jamás concebidas en el terreno de HOWEVER. Kotapish luce su capacidad de crear texturas y fraseos raros por medio de una guitarra tremendamente rockera (¿Holdsworth mezclado con Frith, tal vez?). Desde ‘Intermission’ parece que nos hallamos en una demostración de otros aspectos más aguerridos del mundo musical de However a despecho del constante dominio de climas solemnes, pues el evocativo tema ‘Heroes Return’ incluye un final psicodélico (sutilmente perturbador a través de su refinada hechura), ‘Scylla And Charibdis’ se aleja de la onda HTM para entrar convincentemente en territorio frippiano-beckiano (pura polenta heavy-progresiva) y ‘Wild/Cold’ establece un excitante ejemplo de las afinidades RIO-con-Canterbury que HOWEVER incluye en el lado más aventurero de su agenda artística. Respecto a este último tema, da gusto sentir el modo tan ingenioso en que el ensamble explota la paleta sonora aportada por el violín, las flautas dulces y el fagot junto a las habituales presencias del piano, la guitarra, el bajo sin trastes, el saxo y la batería. ¡El HOWEVER de “Sudden Dusk” se sigue haciendo presente! Con ‘Chips’ volvemos a la línea de trabajo pastoral marcada por matices jazzeros que también juega un rol importante en el arte de HOWEVER, mientras que ‘The World War’ (un experimento de piano y cronómetro telefónico) y ‘463-646-3463’ (minúsculo ejercicio de disonancias) completan su lado travieso. “Calling” es, a fin de cuentas, un muy cabal testamento de los importantes aportes que HOWEVER brindó al legado rockero experimental estadounidense de los 70s y 80s, y como tal, merece ser redescubierto por los coleccionistas progresivos de todo el mundo.


Algunas muestras del estupendo legado de HOWEVER.-
Beese: http://www.youtube.com/watch?v=6iqffJMmVuk
Louise sitting in a chair: http://www.youtube.com/watch?v=un-_8YnWAws
Trees for the forest: http://www.youtube.com/watch?v=JfulSNIc3sE

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