Tuesday, July 03, 2012

DAAL y "Dodecahedron", la geometría progresiva del horror


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy tenemos un nuevo motivo para alegrarnos en asuntos progresivos. Resulta que a solo un año de su disco precedente “Destruktive Actions Affect Livings”, DAAL, la criatura del teclista Alfio Costa y el baterista Davide Guidoni vuelve a lucir su talento progresivo moderno en su nueva obra “Dodecahedron”. Se trata de un disco conceptual extendido a través de 12 Partes, cada una de ellas inspirada en sendos relatos góticos escritos por seguidores de la banda. De hecho, todo empezó en octubre de 2010 cuando el dúo lanzó la idea en un foro internauta de amantes del rock progresivo de  invitar a la gente a que les enviaran relatos de horror inspirados en alguna pesadilla, o anécdota difícil de sus vidas, un trauma, etc., para a partir de ahí inspirarse en la realización de un concept-disc. Pues bien, ahora este disco se ha hecho realidad en “Dedocahedron”, no solo con el amplio arsenal de teclados, sintetizadores, baterías, percusiones acústicas, étnicas y electrónicas y recursos electrónicos varios que Costa y Guidoni suelen emplear, sino también con un nutrido destacamento de colaboradores: Ettore Salati (guitarras eléctricas, slide y clásica, itchemba, kehru), Luca Scherani (bouzouki), Roberto “Bobo” Aiolfi (bajos eléctricos con y sin trastes, contrabajo), Alessandro Papotto (saxo, flauta, clarinete), Vincenzo Zitello (arpa barda, flauta bajo), Marcella Arganese (guitarra clásica), Chiara Alberti (cello) y Sylvia Trabucco (violín en IV, XI y XII). Ahora pasamos a revisar el repertorio del disco con detalle.


Iniciado por un suntuoso preludio de tenor exótico, ‘Part I’ abre el disco con una exhibición sumamente elegante de vibración rockera patente y, a la vez, moderadamente desarrollada sobre un compás a medio tiempo: la amalgama de capas de teclado se articula a las mil maravillas con la arquitectura sostenida por la dupla rítmica y los espacios llenados por los riffs de guitarra mientras dura la expansión del llamativo cuerpo central. El epílogo se centra en un hermoso y estilizadamente inquietante motivo de guitarra clásica que sirve como una especie de puente a ‘Part II’, pieza que desarrolla un dinamismo etéreo. Las alusiones a sonoridades del Extremo Oriente en su sección introductoria y la parsimonia típicamente Floydiana del cuerpo central permiten al  ensamble elaborar una sonoridad convincentemente instalada bajo un ropaje de calmado misterio. La espiritualidad de ‘Part III’ tiene mucho que ver con el estándar oscurantista y tenebroso de GOBLIN así como con el patrón del progresivo escandinavo: es una pieza lenta pero rebosante de plena garra rockera. En sus dos últimos minutos se incorporan arreglos de tenor sinfónico que sirven para realzar la sensación de inminente peligro que ha marcado la esencia de su desarrollo temático. Cuando llega ‘Part IV’ volvemos al predominio de lo sutil, esta vez con aires de jazz de salón sabiamente remodelados por pautas psicodélicas: con la presencia del dueto de violín y cello se garantiza la permanencia de recursos de claridad melódica a través de este viaje sonoro específico. ‘Part V’ nos remonta al space-rock alimentado por coloridos fusionescos cuasi-arábigos, haciendo que el lento compás de base impulse la generación y persistencia del suspenso sin desmedro de la calma contemplativa reinante. Una vez más, tenemos un postludio de  guitarra clásica que nos guía a la siguiente parte: “Part VI” exhibe, en su amplia primera sección, una estructura krautrockera donde la combinación de futurismo robótico y vibración onírica nos remite a los tiempos del TANGERINE DREAM 75-78, para luego concluir con una fastuosa coda sinfónica donde se conjugan los estándares Floydiano y Yessiano  de una forma conmovedoramente majestuosa. Mención especial para el solo de guitarra, cuyo esplendor peculiar es imprescindible para que el ensamblaje instrumental global concretice la dimensionalidad épica hacia la que se proyecta. 

  La secuencia de ‘Part VII’ y ‘Part VIII’ es bastante contrastada: la primera de estas piezas nos hace transitar por relajantes parajes de lirismo cándido alimentado por leves aires optimistas; la segunda se encuadra en una atmósfera cósmica repleta de pulsátiles vibraciones distópicas donde el space-rock y el jazz-rock se hermanan dentro de un encuadre progresivo contundentemente magnético.  ‘Part IX’ signa el regreso de las aristas más musculares de DAAL, y desde el primer instante del despliegue de su riff básico se advierte que estamos ante el cénit rockero del álbum. El esquema rítmico sostenido sobre bien articuladas cadencias sincopadas ayuda a la base nuclear de la pieza a nutrirse de un swing llamativo, así como a intercalar con perfecta naturalidad los intermedios electrónicos estratégicamente localizados. A partir de aquí, el dúo y sus compañeros de turno están preparados para hacer un nuevo viraje temático hacia áreas jazzísticas, esta vez con un tono contemplativo en el que se apuesta por un lirismo romántico, como utilizando el estándar de SHADOWFAX a través de un filtro de YELLOW JACKETS. ‘Part XI’ es como un tema hermanadamente vinculado a ‘Part IV’ con elementos adicionales inspirados en el vuelo onírico de TANGERINE DREAM y el VANGELIS de la época de “Antarctica”: fusión contemporánea con base ambient-electrónica, donde la presencia del dueto de cello y violín, una vez más, ayuda a sustentar el aspecto lírico del asunto. ‘Part XII’ concluye el disco al modo de un exquisito viaje sinfónico donde confluyen los legados de GOBLIN, CAMEL y el KING CRIMSON 69-70 bajo la fuerte influencia de los actuales patrones de HÖSTSONATEN y WHITE WILLOW: esta composición ostenta orgullosamente un esplendor musical digno de sus herencias y referencias colaterales, logrando retratar simultáneamente la melancolía y la inquietud con una paleta sónica arrolladoramente crepuscular. En muchos sentidos, ‘Part XII’ sintetiza un selección de atmósferas que se hicieron presentes en varias Partes precedentes, con lo cual se logra un gran final para otro grandioso disco de DAAL: “Dodecahedron” lleva a buen puerto su misión particular de distanciarse de la lógica de hiperbólicas aventuras eclécticas bajo la cual se trazaron los discos precedentes, y de esta manera, nos obsequia un nuevo repertorio donde el grupo reconstruye su propia esencia de manera fresca y cautivante. Dada esta consistencia creativa que DAAL sigue mostrando y afianzando durante el desarrollo de su carrera fonográfica, nuestro diagnóstico sobre “Dodecahedron” es: ¡recomendado!



Muestras de “Dodecahedron”.-
Dodecahedron Part II: http://www.youtube.com/watch?v=w9EbxEcydjM
Dodecahedron Part VIII: http://www.youtube.com/watch?v=DUoV9uL_xdg
Dodecahedron Part XI: http://www.youtube.com/watch?v=QjZ5XjxWy1M  

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