Wednesday, February 05, 2014

Tras la oscuridad... FATES WARNING nos trae una nueva luz


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El año 2013 supuso el retorno de FATES WARNING al ruedo fonográfico, y lo hizo armado de una alineación que recupera a 3/5 de la formación clásica: el vocalista Ray Alder y los guitarristas Jim Matheos y Frank Aresti… aunque este último ya venía colaborando con la banda en las últimas giras. El actual quinteto de FATES WARNING se completa con el bajista Joey Vera (fiel escudero de Matheos desde aquellos tiempos de “A Pleasant Shade Of Gray”) y el ingresante baterista Bobby Jarzombek. Este disco resuena con bastantes ecos del sonido grupal conquistado entre “Perfect Symmetry” e “Inside Out”, además de una buena dosis de la polenta emotivamente grisácea que se manifestó en los momentos más crudos de “Disconnected”. No cabe duda que el trabajo realizado por la dupla de Jim Matheos y el primer frontman de FATES WARNING John Arch en “Sympathetic Resonance” (publicado en setiembre de 2011) ha sido una motivación inspiradora para la expresividad rockera exhibida en el repertorio de “Darkness In A Different Light”. Vayamos al repertorio del disco en sí, ¿vale?


‘One Thousand Fires’ abre el álbum con total literal fidelidad al enunciado de su título: abriendo fuego por todos los costados por vía de aguerridos riffs y rotundas armazones rítmicas, mientras las oportunas variantes de compases y ambientes se van hilando con pulcra fluidez. ‘Firefly’ sigue a continuación para continuar explorando la rica emotividad iniciada en el primer tema, pero esta vez con una dinámica rítmica más comedida y un esquema compositivo menos complejo: eso sí, no faltan esos momentos donde el grupo luce su gusto por las síncopas sofisticadas, que es lo que pasa en el primer segmento del interludio instrumental. ‘Desire’ nos remite a aires de familia compartidos con el que era el mejor QUEENSRŸCHE, además de la vibración poderosa de los momentos más notables de “Parallels” – ya a estas alturas del partido se nota que las guitarras de Matheos y Aresti han resucitado a plenitud el vigor de su hermanamiento de antaño. La balada acústica ‘Falling’ brinda un minuto y medio de meditabunda introspección, abriendo así la vía para que emerja ‘I Am’ con su vitalidad contundente e incandescente. En verdad que ‘I Am’ encapsula la energía esplendorosa de las dos primeras canciones y la lleva hacia un nuevo cénit, aportando además algunos pasajes de psicodelia tribal en el inicio y otros momentos. ‘Lighthouse’ regresa a la aureola introspectiva de ‘Falling’ dándole un aire añadido de angustia reposada, una sensación de soledad que atraviesa todo el discurso musical sostenido sobre la base de una secuencia de arpegios a doble guitarra. Virando el registro nuevamente hacia otro más explícito en términos de vigor rockero, ‘Into The Black’ reconduce la sensación de soledad hacia una emotividad explosiva, que no trepidante, pues el esquema rítmico de esta canción no es precisamente demasiado frenético.


‘Kneel And Obey’ es la primera canción del álbum que da espacio patente a ciertas texturas de sintetizador en algunos pasajes estratégicamente ubicados: situándose a medio camino entre la emotividad exultante de ‘Firefly’ y la grisácea de ‘Into The Black’, el principal propósito de ‘Kneel And Obey’ consiste en extender la tipología predominante del álbum. ‘O Choloroform’ es una canción originalmente concebida para O.S.I., y de hecho, la letra pertenece a Kevin Moore. Es una suerte que a Ray Alder le gustara la letra de la canción (especialmente, el título), y por tanto, estuviera totalmente dispuesto a integrarla en este disco. Con un esquema rítmico que alterna 5/4 y 6/8, esta canción exhibe su intensidad a plena luz del día pero la desarrolla de manera relativamente contenida, logrando así que la musicalidad en curso se haga debido eco de la actitud de reproche retratada en la letra. ‘And Yet It Moves’ ocupa los últimos 14 minutos del álbum. Abriendo con un hermoso preludio de guitarras clásicas con claro sabor barroco, pronto se manifiestan las erupciones metaleramente sofisticadas que van arrollando todo a su paso. No es hasta pocos segundos antes de la barrera del cuarto minuto que empieza el canto de Alder, y para entonces, el clima general de la canción, potente y majestuoso como es, se halla debidamente instalado y meticulosamente reforzado. El motivo que irrumpe exactamente en el sexto minuto es fabuloso: apabullante como una metralla, plenamente orgánico en su ingeniería sónica. En la frontera del noveno minuto se da un dramático viraje hacia un pasaje sereno, inundado por una espiritualidad contemplativa: FATES WARNING siempre ha tenido un criterio sólido para meterse en este tipo de atmósferas sin caer en la languidez, manteniendo siempre una fuerza de carácter, y esto se cumple también aquí. Tras un breve crescendo, finalmente el grupo regresa al nivel de vitalidad que llenó el cuerpo central y así se dispone a finalizar la faena con un esplendor bastante pulido.

 

Bueno, hemos tenido una gozada con “Darkness In A Different Light”, una experiencia melómana cargada de intensidad y electricidad: FATES WARNING renace dispuesto a darle a una nueva y revigorizada luz a su propio viejo paradigma metal-progresivo.


Muestras de “Darkness In A Different Light”.-

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