Saturday, November 29, 2014

MAGMA retoma su periplo Zeuhl a Malaria


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

MAGMA se hace presente dentro de la agenda de propuestas progresivas del año 2014 antes de que termine el mismo; en efecto, Seventh Records ha publicado hace pocas semanas Rïah Sahïltaahk”, un disco bastante breve que fue grabado entre setiembre del año pasado y el último mes de junio. Para los que estamos familiarizados con el nombre de este disco no es una sorpresa que se trate de una nueva grabación de la suite que ocupó todo el lado A de “1001° Centigrades”, el segundo disco de MAGMA que fue originalmente publicado en 1971. El genial y perpetuamente polémico Christian Vander maneja los esquemas estéticos de la banda desde sus roles de compositor, baterista, pianista y vocalista, acompañándose en el bloque instrumental de Benoît Alziary [vibráfono], James MacGraw [guitarra], Jérémie Ternoy [piano] y Philippe Bussonnet [bajo], mientras que la sección coral se completa con Stella Vander (la eterna diva del Zeuhl), Isabelle Feuillebois y Hervé Aknin. O sea, con guitarra y sin arreglos de metales, habiendo sido estos últimos bastante notorios en la versión original: de este modo, la batería adopta un aura reforzada de vigor expresivo y los arreglos vocales asumen un talante más etéreo. Hablando específicamente de la entidad llamada Rïah Sahïltaahk, se trata de un personaje importante dentro de la mitología Kobaïana. Él era una personalidad fuerte en medio de la comuna que huyó de la Tierra para mudarse a Kobaïa, pero confiando en su propia voz de mando, decidió viajar para tratar de persuadir a los enemigos de los kobaïanos para que desistan de su actitud y formen alianzas… pero en una parada que hace en el planeta Malaria, las fuerzas naturales de este planeta le ahogan y destruyen. Como vemos, se trata de una epopeya anti-ilustrada dentro del furioso drama de los kobaïanos. 


La primera sección, titulada ‘Watseï Kobaïa’ pone en marcha a la suite con un fulgor tremendamente dinámico: esa triangulación de piano, batería y bajo y esos arreglos corales portan la prestancia marcial y celebratoria que encontramos en la faceta fastuosa de la esencia musical de MAGMA. Cuando el asunto deriva hacia una cadencia más extravagante, resulta que se está preparando el terreno para la segunda sección, ‘Di Mahntër Sahïltaahk’ explícitamente más fusionesca en sus primeros dos tercios; el último tercio exhibe una intensidad creciente en el ambiente, algo que también se habrá de repetir en la siguiente sección, ‘Süri Sï Toïdo’, pero con una mayor complejidad en la arquitectura rítmica. El centro neurálgico de la cuarta sección, ‘Ün Zoïn Glaö’, se sitúa en un aparatoso despliegue de explosividad caótica, la angustia de la destrucción en su más inquietante expresión: algunos arreglos corales ocasionales que salen a relucir añaden un tono elegíaco al asunto, mas este mismo tono elegíaco se torna en motivo central en la primera mitad de la siguiente sección ‘Ïss Walomëhn Dëm’, aunque la segunda adopta una actitud cabalmente asertiva, otra vez con un arreglo coral bastante significativo que ahora exhibe un carácter dominante en la estructura musical en curso. ‘Bradïa Ëtnah’ sigue el hilo de la precedente asumiendo una fastuosidad semejante a las de ‘Di Mahntër Sahïltaahk’ y ‘Süri Sï Toïdo’. La penúltima sección, ‘Mem Loïlë’, desarrolla un nuevo ejercicio de ritmos y coros marciales alternados con complejas cadencias de inspiración jazzera: ‘Mem Loile’ es de por sí, una grand finale. En fin, ‘Wöleï’ cierra la suite con un aura de triste languidez; el hermoso y sereno motivo de piano establece un redondeo efectivo de la atmósfera elegíaca que ya habíamos apreciado en arte de la quinta sección. 


Son varios los grupos veteranos del género progresivo que se han dedicado a reverdecer algunos de sus viejos laureles: CAMEL, LATTE E MIELE, YES haciendo giras donde tocan dos o tres de sus clásicos álbumes de los 70s… y ahora llega el ensamble de MAGMA con una versión renovada de la suite Rïah Sahïltaahk”. Lo que encontramos en ésta es un ejemplo sólido de la continua vitalidad de la voz musical que encarnan Christian Vander y compañía… y eso es tanto mejor cuanto Vander demuestra no haber pedido una molécula de vigor en su particular swing. ¡MAGMA todavía sigue en pie! 



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